Soltemos palomas blancas y globos que lleven al cielo sones de amistad. Gritemos con voces auténticas, claras, la infinita gloria de tener a quien amar. Que los corazones palpiten a un tiempo con el ritmo que marca la hora de dar.
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Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?.
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